Después de varios años de que España llegó a tierras azteca, una bebida estaba a punto de revolucionar el paladar de las personas.
En una pequeña crónica de WikiMéxico señalaba que “a los indios no les gustó su sabor, preferían el pulque. Para los conquistadores tan sólo su aroma los enviaba por un instante a su amada España”.
El primer trago de cerveza producida en el Nuevo Mundo se dio en 1542. Alfonso de Herrera había sido autorizado por Carlos V para producir el sabroso líquido en la Nueva España.
Saben dónde se produjo esta exquisita bebida, en una pequeña fábrica, llamada El Portal, la cual se encontraba entre Amecameca y Paso de Cortés, así que aprovechaba las cristalinas aguas producidas por el deshielo de los volcanes que coronaban el Valle de México.
Resalta el documento que “la concesión del rey era por veinte años; abarcaba el territorio novohispano y cualesquier partes de las Indias, islas y tierra firme del mar Océano, descubiertas y por descubrir”.
Un dato interesante es que si alguien contravenía la disposición real, su castigo era perder todos sus bienes.
VER: 11 razones de por qué la cerveza es buena para tu salud
No obstante, en el siglo XVI, una escena se repitió en varias ocasiones: el conquistador se quitaba su yelmo tomaba el vaso y daba un prolongado sorbo que llenaba de espuma su barba y bigote, se la limpiaba con el brazo y sonriente decía: “¡Qué sabrosa es la cerveza que se sube a la cabeza!”.