Quiénes participaron el 20 de noviembre

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El 20 de noviembre se conmemoran 110 años del inicio de la Revolución Mexicana, conflicto armado que derivó en un proceso histórico que inició en 1910. 

De acuerdo con algunos historiadores, este movimiento armado, sirvió para construir los cimientos del desarrollo que logró México durante el siglo pasado.

Los escritores Felipe Ávila y Pedro Salmerón, señalan en su libro, Breve Historia de la Revolución Mexicana (Editorial Crítica), que la Revolución Mexicana es un conflicto difícil de entender: “…Habría que señalar que no se puede hablar de una sola revolución mexicana, sino de varias: la maderista, la zapatista, la villista, la constitucionalista, así como numerosas variantes regionales”.

La Revolución Mexicana es un movimiento armado que inició en 1910 para terminar con la dictadura de Porfirio Díaz, que ya duraba más de treinta años en el poder. Su fase armada duró de 1910 a 1920.

Se trata además del único evento de la historia política del país con una fecha y una hora exactas, que fueron plasmados por Francisco I. Madero en el Plan de San Luis, en el que convocó al pueblo para levantarse en armas el domingo 20 de noviembre de 1910, a las 18:00 horas. 

Y es por esta razón, que en nuestro país, cada 20 de noviembre se conmemora el aniversario de esta Revolución, al tiempo que se recuerda a los antepasados que entregaron su vida, en defensa de sus ideales y anhelos, así como por legar a las nuevas generaciones un México mejor.

A continuación, te mencionamos a algunos de los personajes principales, que jugaron un papel destacado en la Revolución:

Porfirio Díaz

El general Porfirio Díaz se convirtió en Presidente de México por primera vez en 1876 y ahí se mantuvo hasta 1911, gobernó durante 7 periodos. La base de estas sucesivas reelecciones no fue el derecho, sino la fuerza; tampoco fue el ideal de buscar la prosperidad para los 15 millones de habitantes, sino de un pequeño grupo de privilegiados, en nombre del lema: “Paz, orden y progreso”.

Hermanos Flores Magón (Enrique, Ricardo y Jesús)

Nacieron en la década de de 1870 en la localidad de Eloxochitlan, en el estado de Oaxaca. Cuando aún eran estudiantes, participaron en diversas revueltas estudiantiles en contra de la reelección de Porfirio Díaz.

A principios de 1890, Enrique, Ricardo y Jesús empezaron a trabajar en el periódico “El Demócrata”. Enrique lo hacía como ayudante de imprenta, Ricardo como corrector de contenidos y Jesús como redactor. Unos meses más tarde se produjo una redada en la redacción y como consecuencia de ella Jesús fue detenido. 

A comienzos del siglo XX, los tres hermanos fundan un nuevo periódico con una fuerte línea política, al que pondrían el nombre de “Regeneración”. Unos meses después los hermanos fundan el diario “El hijo de Ahuizote”, que enseguida es clausurado por el régimen. Los tres hermanos son detenidos en diversas ocasiones, hasta que en el año 1904 son expatriados. 

Las ideas políticas que los Flores exponían en sus diarios eran muy avanzadas, y con una línea progresista que ni Venusiano Carranza ni Francisco I. Madero, pudieron emular.

Durante la primera década del siglo XX, se puede decir que los Flores Magón fueron unos de los principales pilares ideológicos de la revolución de México.

Francisco I. Madero 

Francisco I. Madero desencadenó la Revolución Mexicana a través del Plan de Plan Luis. Cuándo Porfirio Díaz abrió la posibilidad para un cambio en el gobierno buscó la manera de vencerlo en las urnas, presentando su candidatura como cabeza del Partido Antirreeleccionista en los comicios de 1910. 

Pero antes de la elección fue detenido y encarcelado en San Luis Potosí por lo que se vio forzado al exilio una vez que fue puesto en libertad, entendiendo que sólo un levantamiento popular podía traer un verdadero cambio.

Fue durante ese  exilio que redactó el Plan de San Luis, un programa político que incluía un llamamiento a alzarse en armas contra el régimen dictatorial de Díaz el 20 de noviembre de 1910. El triunfo revolucionario lo elevó a la presidencia (1911-1913), pero, incapaz de contentar a los líderes agraristas radicales y presionado a la vez por los sectores conservadores y por los Estados Unidos, acabó siendo traicionado y asesinado por Victoriano Huerta, uno de sus generales de confianza. De este trágico modo terminaron los empeños reformadores de un hombre honesto.

Francisco Villa 

Su verdadero nombre era José Doroteo Arango Arámbula, quien en 1910 se une a la Revolución Mexicana como parte de la causa maderista con su compadre Eleuterio Soto, y después, con Abraham González. 

Junto con Emiliano Zapata, Villa fue representante el sector agrarista en este movimiento, pues fue un campesino pobre, huérfano y con escasa formación.

Pancho Villa apoyó la presidencia progresista de Madero (1911-1913) y combatió luego la dictadura contrarrevolucionaria de Victoriano Huerta (1913-1914), al que logró derrocar en colaboración con Emiliano Zapata y con el líder constitucionalista Venustiano Carranza.

Durante tres años sufrió numerosos atentados de los que salió ileso. Sin embargo, cuando el 20 de julio de 1923 entraba en Parral con su coche acompañado de seis escoltas, fue tiroteado y muerto desde una casa en ruinas por un grupo de hombres al mando de Jesús Salas. 

Emiliano Zapata 

Zapata fue el otro líder agrarista de la Revolución Mexicana, al recoger las aspiraciones de las clases más humildes del sector rural.  

Una vez destituido Porfirio Díaz como presidente de México y durante la presidencia interina de León de la Barra, surgieron las discrepancias entre Zapata, quien reclamaba el inmediato reparto de las tierras de las haciendas entre los campesinos, y Francisco I. Madero, que por su parte exigía el desarme de las guerrillas.

Cuándo la Revolución continuaba en el país, siendo Venustiano Carranza quien dominaba la batalla, le tendieron una trampa. Haciéndole creer que iba a pasarse a su bando y que les entregaría municiones y suministros, el coronel Jesús Guajardo, que dirigía las operaciones gubernamentales contra él, logró atraer a Zapata a un encuentro secreto en la hacienda de Chinameca, en Morelos. Cuando Zapata, acompañado de diez hombres, entró en la hacienda, los soldados que fingían presentarles armas lo acribillaron a quemarropa.

Venustiano Carranza 

Lideró la etapa constitucionalista de la Revolución. Logró juntar las voluntades de los distintos caudillos revolucionarios frente a la dictadura contrarrevolucionaria del general Victoriano Huerta (1913-1914), pero, tras una rápida victoria, hubo de enfrentarse a las reivindicaciones de los dos líderes agraristas que le habían apoyado: Pancho Villa y Emiliano Zapata.  

En su lucha contra Victoriano Huerta, Carranza recibió el apoyo de otros líderes revolucionarios. En el norte contaba con la ayuda de Álvaro Obregón, Pablo González y Pancho Villa, mientras que en el sur otro revolucionario, Emiliano Zapata, iniciaba una lucha independiente.

En 1914, los Estados Unidos invadieron México; Carranza estableció acuerdos con los estadounidenses para evitar la intromisión en la política interna mexicana. Mientras tanto, los ejércitos constitucionalistas triunfaban en todos los frentes, obligando a Victoriano Huerta a renunciar a la presidencia en julio de 1914. 

Carranza entró victorioso en Ciudad de México; sin embargo, pronto surgieron diferencias entre los distintos jefes revolucionarios.  

En 1920, Álvaro Obregón y los generales sonorenses Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta desconocieron, mediante el Plan de Agua Prieta, la autoridad presidencial. Carranza se sintió amenazado y decidió trasladar el gobierno a Veracruz, pero fue emboscado en Tlaxcalaltongo, Puebla, y asesinado.

Las Mujeres de la Revolución

Carmen Serdán

Siendo esposa de Francisco I. Madero, tuvo una importante participación como activista, quien incluso después de que su marido fuese asesinado nunca abandonó la causa, sino que se involucró todavía más. Reunió valor y organizó una Junta Revolucionaria para combatir a Victoriano Huerta; luchó junto a Carranza y suministró artillería a los soldados. De la casa de Carmen Serdán “salían enormes paquetes de pescado, cajas de zapatos, canastas de verdura que ocultaban granadas de fabricación casera, pólvora”, asegura la historiadora mexicana Carmen Ramos Escandón en su libro“Carmen Serdán, mujer de su tiempo”.

Amelia Robles

Amelia Robles realmente se sentía una“pistolera”, y cuando estalló la guerra lo hizo con total naturalidad y comodidad. Desde siempre había sentido predilección por los caballos y las armas.Usó su condición sexual para librar apasionadamente batallas que la harían destacar entre los hombres de Zapata. Amelio, como así se presentaba obtuvo el rango de coronel.

Su biografía señala que al morir su padre, su madre se volvió a casar con un peón, quien se refería a Amelia como “hombrada”. Es probable que se haya unido a la bola revolucionaria con la intención de gozar los privilegios y la libertades de los hombres de su época, pero que posteriormente se nutriera con la ideología revolucionaria. Su principal aporte bélico estuvo en las filas de Zapata, quien la tuvo en alta estima.

En un proceso gradual Amelia empezó a convertirse en Amelio, hasta que después de un atentado cambió su identidad de forma permanente. Fueron sus compañeros zapatistas convertidos en gobernadores, quienes le facilitaron una nueva documentación.

Amelio fue reconocido por el ejército y se le condecoró con la presea “Mérito Revolucionario”. Su archivo también mantuvo sin inconveniente su identidad masculina. Tiempo después, Amelio se casó con Ángela Torres y tuvo una hija adoptiva. Estuvo presa por segunda ocasión después de asesinar a dos hombres que quisieron asaltarla para exponer sus genitales.

Distintos gobernadores de Guerrero y tres presidentes de México le otorgaron reconocimientos por su participación en la Revolución y su carrera en las fuerzas castrense. Siempre bajo el nombre de Amelio, su trayectoria e identidad jamás fue cuestionada por las instituciones políticas del país.

Amelio no solo fue un militar ejemplar, también es considerado la primera persona cuyo cambio de sexo fue reconocido en México.

Petra Herrera 

Es otra de las personas que cooperó con Francisco Villa organizando y liderando sus ejércitos. Posteriormente su relación con el líder se tensó y se separó formando un ejército de más de mil mujeres. La líder era famosa por hacer saltar por los aires puentes. Una de sus glorias más importantes fue durante la segunda batalla de Torreón, al norte de México en 1914, en la cual apagó las luces de la ciudad para que todos pudieran entrar. Gracias a ella obtuvieron la victoria, sin embargo Villa nunca le reconoció el mérito.

Finalmente se alió con Venustiano Carranza y alcanzó el grado de coronel, ya que el de general le fue negado. Se dice que tras disolverse su ejército de mujeres se dedicó al espionaje hasta su muerte en una balacera de cantina.

La leyenda cuenta que Petra o Pedro, solía levantarse en la madrugada para fingir rasurarse. Sus compañeros le tenían respeto y estima, por lo cual consideró que podía revelar su identidad sin que esto afectara su trayectoria, pero la realidad le fue adversa y terminó por ser discriminada. El día que quiso dar a conocer su verdadera identidad gritó: “¡Soy mujer y voy a seguir sirviendo como soldada con mi verdadero nombre!”.

Encarnación Mares “Chonita”

Nacida en 1890, Encarnación formó parte del Décimo Regimiento de Caballería, al lado del hermano de Venustiano Carranza. Adoptó una apariencia y voz varonil con la intención de poder luchar en el campo de batalla sin que se le reprimiera. Obtuvo el grado de subteniente, mismo que le fue retirado por el presidente Venustiano Carranza, a quien irónicamente había apoyado.

Carmen Parra “La Coronela Alanís”

Fue una acalorada luchadora del movimiento feminista obrero de México. A los 25 años se unió a la lucha armada del movimiento revolucionario como mensajera de Madero. Posteriormente ayudó a Francisco Villa en la toma de Ciudad Juárez y su avance por Coahuila. Fue arrestada en Veracruz por transportar documentación de Emiliano Zapata, pero fue liberada a los pocos días.

Finalmente se unió al movimiento constitucionalista, mismo en la que fue nombrada comisionada para el proceso de amnistía a favor de los villistas exiliados en Texas. Al finalizar el proceso revolucionario continuó su lucha en pro de los derechos obreros y trabajó como periodista. Falleció en 1941.

En 1942 el presidente Manuel Ávila Camacho le otorgó el título honorífico de “Veterana de la Revolución”.

Margarita Neri

Margarita fue una indígena maya originaria de Quintana Roo. Después de asesinar a su esposo se unió a la lucha armada en las filas de Emiliano Zapata. Conocida por su crueldad, llegó a liderar ejércitos grandes de hombres.

Rosa Bobadilla “La Coronela”

Junto con su esposo, quien tenía el grado de Coronel, estuvo en el frente de batalla, defendiendo la causa zapatistas. Al caer en batalla su marido, Emiliano Zapata le concedió el puesto de su marido, pues ya empezaba a destacar por su liderazgo. Combatió a los federales a la cabeza de 200 campesinos sin que su condición de mujer fuera causa de censura.

Además de ser una eminente guerrera, también destacó por su labor filantrópica. Zapata le otorgó predios en el centro de Cuernavaca para atender a las viudas y huérfanos de la Revolución. Fue aguerrida en la lucha por disolver las desigualdades económicas generadas en el porfiriato.

Al final de los movimientos armados continuó su liderazgo en las organizaciones agrarias. Fue muy querida por los morelenses que solían reconocer su llegada a los festejos patrios por soltar tiros al aire. Su epitafio reza: “Descanse en paz al lado de Dios y de los Héroes”.

Doña Ramona R. viuda de Flores “La Güera Carrasco”

En el texto Mis memorias de la Revolución, Isidro Fabela la describe como una mujer atractiva, que tras enterarse del asesinato de Francisco I. Madero se unió a la Revolución. Pertenecía a la clase alta y su liderazgo fue promovido por sus amigos en el ejército, con quienes mantenía una estrecha relación de iguales.

Poseía un carácter fuerte y solía hacer uso del humor negro. Era una mujer educada que también sabía convivir con los hombres a su mando, por lo cual solía expresarse con groserías pero sin tornarse vulgar. Tras la Revolución se dedicó a sus empresas y finalmente partió a Nueva York.

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