Iniciando la sexta semana del ciclo escolar 2020-2021, en la clase de Ciencias Naturales de tercero de primaria se verá el tema: “El viaje de los alimentos por nuestro cuerpo”, en el que se explicará la interacción de los sistemas digestivo, circulatorio y excretor en la nutrición.
Lo primero que hacemos al comer es llevarnos un bocado a la boca. La masticación es un primer paso importante para un correcto proceso digestivo. Se debe masticar triturando bien los alimentos, con tiempo y sin prisas, ensalivando bien el bocado y saboreándolo. La boca, los dientes, la lengua, la saliva… todos intervienen en la formación del bolo alimenticio, que es una primer masa blanda preparada para ser ingerida o tragada.
Al tragar el alimento (bolo alimenticio), éste pasa a la faringe (conducto del tubo digestivo situado al final de la boca y detrás de las fosas nasales que conduce al esófago) y a través de la epiglotis (membrana situada en la laringe que abre y cierra el paso de alimentos al esófago controlando la deglución o trago del bolo alimenticio) pasa al esófago, que conduce el alimento hasta el estómago. El esófago (tubo que comunica la boca con el estómago) está dotado de unos movimientos ondulatorios (peristálticos) que facilitan el movimiento controlado del alimento a través del tubo digestivo.
En el estómago se mezclan los alimentos con los jugos gástricos absorbiendo las proteínas (substancias que intervienen principalmente en la formación de tejido muscular) y formando el quilo (líquido de aspecto lechoso producido en el estómago al iniciarse las primeras transformaciones alimenticias en la digestión). En el estómago los alimentos se ablandan y sufren unas primeras transformaciones químicas que los preparan para la asimilación de nuestro organismo.
El quilo pasa del estómago al intestino delgado a través del píloro. El píloro es un orificio inferior del estómago que le comunica con el intestino delgado. En el intestino delgado el quilo se va a transformar en quimo, masa grisácea y espesa en la que se transforma el alimento en la última fase de digestión gástrica (estómago) y primera fase intestinal (intestinos).
Es entonces cuando la vesícula biliar situada en el hígado vierte la bilis al intestino delgado para favorecer la digestión de las grasas. Las grasas son alimentos energéticos necesarios, sus exceso conduce a la obesidad o sobrepeso del ser humano.
Al mismo tiempo, el páncreas vierte el jugo pancreático para ayudar a seguir descomponiendo las grasas y las proteínas en el intestino. En el intestino abundan las conexiones venosas que van a verter los productos nutritivos de los alimento en la corriente sanguínea.
En el intestino delgado se absorben las sustancias nutritivas pasando a la sangre donde van a encontrase con el oxígeno que la sangre obtiene de su circulación pulmonar en el proceso de la respiración humana. Esta conjunción de sustancias nutritivas y oxígeno va a liberar la energía precisa al proceso de la vida, el crecimiento y el mantenimiento de la salud corporal. Los residuos que quedan en estos procesos van a pasar al intestino grueso, donde se absorben parte del agua y líquidos. Desde la sangre, donde también se producen materias residuales, éstas van a verterse en diversos órganos excretores, como los riñones (orina), las glándulas sudoríparas (sudor) y los pulmones (dióxido de carbono -CO2-).
Las heces fecales (residuos alimenticios que quedan después del proceso digestivo) son expulsadas por el ano. Del mismo modo son excretados otros residuos alimenticios en forma de orina, sudor y otros. El proceso de la digestión está inter_relacionado con los sistemas de respiración, circulación sanguínea y aparatos de excreción; todos forman un conjunto armónico e inter_dependiente en el cual cada cual hace su papel contribuyendo al éxito de todo el proceso digestivo encargado de proveer a nuestro cuerpo de la energía necesaria para su desarrollo.
Pulmones, corazón, intestinos y vías urinarias. Todos forman parte de sistemas fundamentales para nuestra supervivencia, crecimiento y desarrollo; sistemas digestivo, respiratorio, sanguíneo y excretor que forman parte de un conjunto mas amplio y necesario para el éxito de todo el proceso alimenticio humano.
Procesos que intervienen en la nutrición
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La digestión. El aparato digestivo se encarga de introducir el alimento en el organismo, y transformarlos en nutrientes sencillos utilizables por las células.
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La respiración. El aparato respiratorio se encarga de obtener el oxígeno necesario para las células y eliminar el CO2 procedente del metabolismo celular.
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La circulación. El aparato circulatorio transporta los nutrientes, gases, productos de desecho y otras sustancias, uniendo a todas las células del organismo entre sí.
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La excreción. El aparato excretor elimina los productos de desecho procedentes del metabolismo celular, transportados por el aparato circulatorio, filtrando la sangre y expulsándolos a través de la orina.
Importancia de los alimentos
Los alimentos contienen la materia y energía que necesitamos, pero en nuestras células sólo pueden entrar moléculas pequeñas. Los alimentos están formados por moléculas complejas (polímeros) formadas por cientos o miles de moléculas sencillas (monómeros) aprovechables por las células. Por tanto, es necesario descomponer esos polímeros en monómeros, y de eso se encargan las enzimas digestivas, unas proteínas muy específicas que se encargan de esta simplificación a lo largo del recorrido del alimento por nuestro organismo.
Las enzimas digestivas son segregadas por las paredes del intestino o por unas glándulas anexas, que las vierten al tubo digestivo al paso del alimento, dejándolo preparado para poder ser utilizado por las células.
Después, en las vellosidades intestinales del intestino delgado, se producirá la absorción, pasando el alimento digerido a la sangre. Las sustancias no digeridas seguirán su camino por el intestino grueso, donde se absorberá agua y se formarán las heces.
Por tanto, la digestión es un proceso mediante el cual las enzimas digestivas rompen los enlaces entre los monómeros que forman los polímeros, dejando muchos monómeros libres. Las enzimas digestivas son específicas para cada polímero:
Las amilasas o carbohidrasas rompen los enlaces glucosídicos que forman los glúcidos como el almidón, dejando libres monosacáridos, como la glucosa.
Las lipasas separan las grasas en ácidos grasos y glicerina.
Las peptidasas o proteasas rompen los enlaces peptídicos que unen los aminoácidos en las proteínas, dejándolos libres.
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