Aunque la Revolución Mexicana inició el 20 de noviembre de 1910, en realidad este movimiento fue el resultado de un proceso iniciado 10 años antes por los clubes liberales que denunciaron la traición del dictador Porfirio Díaz a los principios liberales, estableciendo una dictadura. El 5 de febrero de 1901, se realizó el Primer Congreso Liberal en San Luis Potosí.
Las principales miras de este Congreso Liberal, fueron: El respeto y exacta observancia de las leyes; La educación liberal y cívica de la Nación; El restablecimiento de la honradez política en los funcionarios públicos; La abolición de toda tendencia personalista en los gobiernos que pueda juzgarse preferente a la Constitución de 1857 y Leyes de Reforma.
El movimiento liberal se convirtió en la más importante oposición política a la dictadura de Díaz. A él se sumaron Antonio Díaz Soto y Gama, Librado Rivera y Juan Sarabia. Destacaron además los jóvenes hermanos Ricardo, Enrique y Jesús Flores Magón, quienes fundaron el periódico Regeneración, cuyo primer número apareció el 7 de agosto de 1900.
Las páginas de Regeneración se convirtieron en una tribuna para denunciar la corrupción y abusos de la dictadura, su alianza con el clero, su entrega al extranjero. La respuesta del dictador fue la persecución, la represión y la cárcel. Los clubes liberales fueron proscritos; sus diarios, desmantelados, y sus militantes, encarcelados.
Los hermanos Flores Magón, junto con Antonio I. Villarreal, Librado Rivera y Juan Sarabia, tuvieron que exiliarse en Estados Unidos. El núcleo liberal escribió en febrero de 1904:
Nuestra lucha se hacía del todo imposible en México. ¿Cómo podíamos trabajar si no podemos tener clubes, si no podemos hablar ni escribir, si se nos arrebata todo derecho y toda garantía? No nos quedaban más que dos caminos: o dejar la lucha o proseguirla en un lugar donde tuviéramos libertad para ello.
La represión primero de las autoridades mexicanas y después de las estadunidenses, y el contacto con el movimiento obrero de Estados Unidos radicalizaron al núcleo liberal magonista. En 1905 constituyó la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. En esa nueva etapa, su lucha era por la transformación revolucionaria de México, por acabar con el sistema social y construir uno nuevo.
Bajo estas circunstancias comenzaron a aparecer clubes liberales en distintos estados del país, no sin que como consecuencia sufran represión gubernamental. Es cuando se crea el Partido Liberal Mexicano, así como la elaboración y publicación del Programa del Partido Liberal y su respectivo “Manifiesto a la Nación”, entre 1900 y 1906.
En septiembre de 1906, los magonistas pretendían insurreccionarse en Coahuila; habían pensado en realizar levantamientos regionales simultáneos, no obstante, el freno político y la aprehensión de sus integrantes destruyeron tales planes.
Estas acciones que, ya mostraban una pronunciada crítica al Porfiriato y un destacado planteamiento de propuestas y alternativas de solución que hacían patente la gravedad de la situación y la necesidad de transformación de la sociedad mexicana de aquellos días, forman parte de la llamada etapa precursora de la Revolución Mexicana.
Una mención especial dentro de los antecedentes de la Revolución Mexicana lo tienen los movimientos huelguísticos de Cananea, Sonora, en 1906, y de Río Blanco, Veracruz, en 1907.
Once meses después de la lucha obrera veracruzana, un encuentro periodístico importante estaba a punto de despertar la participación ciudadana. En los primeros días de diciembre de 1907, Porfirio Díaz concedió al periodista estadunidense James Creelman una entrevista en la que declaraba, entre otras cuestiones, que en 1910 podía dejar la Presidencia. Esto detonó la creación de clubes políticos, que vieron en las palabras del general la posibilidad de elegir a un gobernante diferente como resultado de las elecciones por venir
Un lugar especial en la fundación e impulso de éstos lo encontramos en la participación del hacendado coahuilense Francisco I. Madero, quien tras publicar a fines de 1908 su obra La sucesión presidencial, se empeñó, junto con muchos otros hombres interesados en la recuperación de la patria, en los trabajos para establecer en mayo de 1909 el Club Antirreeleccionista de México y, después, el Centro Nacional Antirreeleccionista, cuyo programa se basó en el lema “Sufragio Efectivo. No Reelección”.
En marzo de 1909 había tenido lugar la Convención Reeleccionista, mediante la cual se postuló a Porfirio Díaz como candidato a la Presidencia de la República para el periodo 1910-1916 y, poco después, a Ramón Corral para la Vicepresidencia.
Entre el 15 y el 17 de abril de 1910, se llevó a cabo la Convención Nacional Antirreeleccionista, en la que los delegados del Partido Nacional Antirreeleccionista y del Partido Nacional Democrático designaron como candidatos a Francisco I. Madero y Francisco Vázquez Gómez para la Presidencia y Vicepresidencia de la República, respectivamente.
El 27 de abril, los candidatos antirreeleccionistas publicaron su programa de gobierno. Pretendían construir una sociedad democrática y mejorar las condiciones sociales de la población a la que la administración porfirista tenía en el olvido. Las propuestas de Madero fueron bien recibidas por el pueblo.
La amenaza política para Porfirio Díaz fue de tal magnitud que mandó detener a Francisco I. Madero el 7 de junio. Con Madero en prisión, el 10 de julio el Colegio Electoral anunció que la fórmula Díaz-Corral había recibido la mayoría de votos en las elecciones primarias: 18625 votos contra 196 recibidos por la fórmula Madero-Vázquez Gómez. Tras efectuarse las elecciones secundarias quedó confirmado el triunfo de los reeleccionistas.
El 22 de julio, Francisco I. Madero salió de la cárcel de San Luis Potosí, pero se le prohibió abandonar los límites de la ciudad. En septiembre, el Comité Electoral del Partido Nacional Antirreeleccionista solicitó a la Cámara de Diputados la anulación de las elecciones, pero ésta sostuvo que era improcedente su solicitud. El 4 de octubre, Porfirio Díaz y Ramón Corral fueron declarados ganadores electos para el sexenio 1910-1916.
En la madrugada del 6 de octubre, Madero se fugó de la ciudad de San Luis Potosí rumbo a Estados Unidos. En San Antonio, Texas, se encontraba el núcleo principal de exiliados maderistas, con los quienes se reunió para de organizar la lucha armada. Ésta se justificó en el Plan de San Luis.
En dicho documento se declaraban nulas las elecciones, Madero ocupaba de manera provisional la Presidencia y se hacía un llamado a los mexicanos para tomar las armas en contra del gobierno del general Porfirio Díaz, a partir de las 6 de la tarde del domingo 20 de noviembre de 1910
Ese día se dieron diversos hechos de armas en diferentes estados. En Chihuahua, Toribio Ortega se levantó con 18 hombres librando tiroteos en la región de Ojinaga; Guillermo Baca y sus hombres atacaron la plaza de Hidalgo del Parral; por otra parte, José de la Luz Blanco hizo lo mismo en Ciudad Guerrero, uniéndose así a los sitiadores de esa plaza. Pascual Orozco asaltó la casa del jefe de seguridad pública en la Labor de San Isidro.
Francisco Villa y Ceferino Pérez, bajo las órdenes de Cástulo Herrera, lograron reunir alrededor de 200 hombres, operando con éxito en los días siguientes.
En el Distrito Federal, Puebla, Jalisco y en varios lugares más del país, la jornada del 20 de noviembre concluyó en completa calma. En la capital de la República, los jefes que planeaban encabezar la rebelión estaban encarcelados, y en Puebla, la irrupción armada se sofocó dos días antes de lo planeado con la represión y asesinato del líder de la rebelión maderista en Puebla, Aquiles Serdán.
Francisco I. Madero intentó cruzar la línea fronteriza hacia México para ponerse al frente de la insurrección, pero no pudo conseguirlo, por lo que tuvo que esconderse en Nueva Orleans, en espera de que la revuelta cundiera.
Díaz quiso evitar la prolongación de la guerra para conservar los logros alcanzados durante su régimen y evitar una intervención de Estados Unidos. Con respecto a Madero, vio con buenos ojos la negociación con el antiguo régimen para que el movimiento que lideraba no se radicalizara.
Así, el 25 de mayo de 1911, Porfirio Díaz renunció a la Presidencia de la República. No era más el hombre necesario. Su dimisión fue recibida con júbilo en todo el país. Sin embargo, muchos pensaban que el triunfo de la Revolución sería peligrosa para el país. La administración de Díaz no había sido del todo destruida por los ejércitos de Madero y todavía la clase porfirista permanecía con poder económico y social. Con el paso de los años, se comprobó que, en efecto, el fin de la revolución maderista era una etapa de una lucha que se prolongó hasta la promulgación de la Carta Magna de 1917.