Al sur del Estado de México, aproximadamente a 80 kilómetros de la capital mexicana, se esconde un lugar místico, donde convergen el pasado prehispánico y colonial: el Pueblo Mágico de Malinalco.
Entre su zona arqueológica, el convento, museos, capillas y la arquitectura de sus casas y sus calles, transmiten a los visitantes una parte de la historia que vivieron los antepasados en este lugar lleno de historia y tradición.
Espectaculares paisajes también se disfrutan al caminar por sus calles empedradas, rodeadas de un ambiente de tranquilidad que lo convierten en uno de los lugares predilectos para reflexionar y descansar de la rutina.
También es posible dejarse atrapar por la nueva tendencia de turismo alternativo que combina la sustentabilidad, preservación, apreciación del medio natural y las experiencias llenas de adrenalina.
Rappel, escalada, senderismo, campamentos, cañonismo, tirolesa, paseos a caballo, paseos motorizados, vuelos tándem/parapente, observación de flora y fauna y espeleismo, son algunas de las actividades extremas que se pueden disfrutar en estas vacaciones.
Y es que el pueblo de Malinalco todavía conserva las tradiciones en su máxima expresión, tiene actividades para toda la familia y cuenta con diferentes opciones de hospedaje.
El corredor cultural de este municipio se encuentra en la zona arqueológica Cuauhtichán, un centro ceremonial construido por los Mexicas y que se localiza en el barrio de Santa Mónica, en la parte media de la montaña Texcaltepec.
El área principal de este lugar es el “Cuauhcalli” o mejor conocido como Casa de las Águilas; se trata de un templo monolítico, es decir, tallado sobre la roca madre del cerro, donde se graduaban los guerreros Águila y Jaguar.
El recorrido continúa por el Museo Universitario Dr. Luis Mario Schneider, que alberga diversas colecciones que destacan las costumbres y tradiciones de Malinalco; además, este sitio resguarda una réplica del templo monilítico, que complementa la visita a la zona arqueológica.
En el centro de esta comunidad también se localizan el convento Agustino y la parroquia del Divino Salvador, que fueron construidos en el año de 1540 y que el púbico puede recorrer durante su estancia.
Con visitas guiadas por el convento, podrán conocer el concepto que guardan las pinturas al fresco realizadas hace más de 500 años por los pintores mexicas (los Tlacuilos) y que muestran una parte importante de la fauna regional.
Durante la visita, otro lugar para conocer es el Museo vivo los bichos, un espacio donde chicos y grandes interactúan con animales de la zona, a fin de hacer conciencia sobre la importancia que tiene cuidar a estas especies.
Los turistas también deben visitar las ocho capillas que alberga la cabecera municipal, ya que son monumentos históricos con rasgos del siglo XVI y XVII, donde todavía se conmemoras las fiestas patronales.
A 40 kilómetros de la zona centro de Malinalco está el Santuario del Señor de Chalma, uno de los recintos religiosos más frecuentados del país, hasta donde la gente llega caminando, en bicicleta o en vehículo para pedir un milagro o dar gracias por las bendiciones recibidas.
Tras recorrer los lugares turísticos, llega el momento de probar la gastronomía local y los habitantes de Malinalco se especializan en preparar las deliciosas truchas, ofertadas en diversas presentaciones como empapelada, frita, al mojo de ajo, hawaiana o a la diabla.
Como postre se recomienda probar una deliciosa nieve de mamey o nanche.
Además, nadie se puede ir sin haber degustado el exquisito pan cocinado a fuego lento en los hornos de leña.
A través de las operadoras turísticas o de manera personal, también se puede dar una vuelta por las comunidades rurales, donde sus habitantes se emplean en la producción de mezcal con técnicas ancestrales.
Para sumergirse en la magia de Malinalco, los interesados provenientes de la Ciudad de México deberán tomar la carretera 15 a la Marquesa, pasar por Lerma, llegar a la desviación Tenango del Valle y seguir por la carretera a Santa María Jajalpa.