Hacer deberes supone un hábito que todo alumno debe adquirir desde la escuela para ser capaz de establecer unas rutinas y una responsabilidad personal que, posteriormente, le van a exigir en la universidad. Estas tareas ayudan a los estudiantes a comprender lo que es el esfuerzo personal.
Sin embargo, este tema no suele ser del agrado de los alumnos y de algunos padres de familia.
En este sentido, algunos expertos señalan que hacer deberes supone una fórmula muy adecuada para que adquieran disciplina y aprendan a distribuir su tiempo. Puntualizando que siempre hay que tener en cuenta la edad de cada estudiante y la carga de lectiva.
Las tareas para casa ayudan a reforzar lo aprendido en clase, pero hay que conocer cuál es la carga adecuada a cada edad y adaptarla a las características de cada alumno, porque sólo así se motiva al alumno y también a la familia.
E incluso hay quienes señalan que los deberes pueden ser también un momento de afianzar la identidad familiar, cuando padres e hijos trabajan conjuntamente, teniendo claro que no se trata de hacerles los deberes, sino de caminar juntos en el desarrollo escolar y familiar de los hijos.
Por lo anterior, también resulta importante la coordinación entre los distintos profesores y la colaboración entre los padres y maestros.