En promedio, dentro de un salón de clases existen dos alumnos zurdos, por lo que como profesor es importante saber que no basta con dejar que se las arreglen solos con su mano izquierda, hay que acostumbrarlos a poco a enfrentarse con todas las tareas y quehaceres pensados para los diestros.
Es importante dejarle claro en todo momento que no es anormal o posee alguna enfermedad y no tiene porque recibir bromas de sus compañeros. Una vez superado todos esos escollos, el niño funcionará y trabajará correctamente con su mano. Una de las primeras maneras de ayudarlo es darle tijeras para zurdos, con las que el niño recuperará la confianza en sí mismo.
En el libro “El alumno zurdo. Didáctica de la escritura” de María Concepción Monge Crespo, se encuentra la siguiente definición: “Un Zurdo es todo alumno que escribe con su mano izquierda, que manifiesta y reafirma esta su lateralidad en las diversas actividades que realiza dentro y fuera del centro escolar, y quien a su vez es clasificado como tal por sus padres y profesores, excluyendo al que escribe con ambas manos, y además de saber que la zurdera no es un defecto”.
El alumno zurdo no es menos inteligente que el resto, sólo tiene que irse adaptando al ambiente diestro en el que está inmerso. No se puede afirmar que la lateralidad manual izquierda lleve asociados determinados déficit en el lenguaje oral y escrito.
El zurdo posee distinto sentido direccional y de rotación respecto al diestro. Aspecto que incluye un doble trabajo puesto que nuestro sistema de escritura va de izquierda a derecha, siendo la posición natural del zurdo de derecha a izquierda.
Los patrones psicomotrices básicos no se ven afectados, pero sí puede estar la organización espacial y la estructuración espacio temporal. Invierten las imágenes de representación mental respecto al diestro y se ubican al contrario que el diestro, a la izquierda del eje medio corporal.
Zurdos y diestros poseen la misma dinámica funcional cerebral aunque se asume que puede haber una organización hemisférica diferente de funciones. Los dos hemisferios funcionan y se complementan entre sí, tanto en los zurdos como en los diestros.
A partir de qué edad se pueden detectar
Desde los cuatro años, se empiezan a apreciar las tendencias de preferencia lateral manual, por tanto es importante la administración de pruebas a esta edad (tanto a niños zurdos como diestros) para ir controlando este aspecto.
De esta forma se irán adquiriendo los siguientes patrones contralaterales y se tenderá a conseguir una dominancia visual, manual y pédica de forma regular en un futuro cuando a los 7-8 años la lateralidad debe estar establecida.
En el caso de la dominancia lateral auditiva este tipo de dominancia es aparte en el caso de los zurdos, porque muchos zurdos mantienen (en mayor o menor medida) el lenguaje en áreas del hemisferio izquierdo.
Favorecer los procesos de: organización espacial, organización temporal y lenguaje. Ayudarle a organizar su direccionalidad. Comprender los errores que pueda tener: puede invertir letras y números al comenzar a leer, escribir o iniciar el cálculo operativo porque se sitúa al otro lado del eje corporal.
Desarrollar bien su lateralidad para prevenir problemas de lectoescritura, como es la dislexia u otras dificultades, como las referidas a los trastornos de estructuración espaciotemporal y de codificación.
¿Y a la hora de escribir?
Cuando un niño zurdo comience su proceso de escritura, es importante ubicarlo en el lado izquierdo e inclinarlo a la derecha. Igualmente hay que intentar que la posición de la mano sea similar a la de los diestros, siempre por debajo de la línea, evitando posturas inadecuadas e incomodas para el niño.
De la misma manera se debe ayudarle para que aprenda a realizar el movimiento de progresión izquierda – derecha, en forma similar al diestro.
Un punto que el profesor debe tomar en cuenta es el de ubicarse en el mismo lado de la mano que el niño usa para escribir.
Los niños zurdos no tienen dificultades en el proceso de adquisición de lectoescritura, pero es necesario tener en cuenta ciertos aspectos neuropsicológicos, ya que el aprendizaje de la lectoescritura occidental es natural para la organización espacio-temporal del niño diestro.