A partir de los años 80, diversas instituciones y universidades comenzaron a realizar investigaciones sobre las enfermedades que más afectan a los profesores y que se encuentran ligadas directamente con su actividad.
Entre las ramas médicas que más maestros atienden cada año, son la Psiquiatría y la Otorrinolaringología, pues las dolencias de la faringe constituyen una enfermedad docente por excelencia, asimismo, las afecciones de neurología y psiquiatría, temas de salud mental es una de las mayores causas del ausentismo laboral de los profesores, y la principal si se tiene en cuenta su duración.
Dichas investigaciones también han demostrado que existe una relación entre el trabajo docente y diversos trastornos de salud tanto a nivel biológico (problemas cardiovasculares, respiratorios, lumbalgias, cervicalgias, úlceras de estómago, etc.), como psicológico (ansiedad, depresión, insatisfacción laboral, reducción de la productividad, ausentismo laboral, pasividad en la vida extra laboral. etc.).
Enfermedades psíquicas y nerviosas
El estrés, la ansiedad y la depresión ocupan los primeros puestos en la lista enfermedades que causan baja laboral entre los docentes.
La profesora Coral Oliver, psicóloga del Centro de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid, opina: “Cierta dosis de estrés no es mala; incluso puede ser un factor estimulante de la actividad profesional”. De este modo, el estrés, en cantidades y condiciones adecuadas, puede considerarse como algo necesario para tener una vida satisfactoria. Ahora bien, un exceso de estrés, puede ser perjudicial o, incluso, biológicamente nefasto para la salud.
Después de la gripe el segundo proceso más numeroso ha sido la depresión. En su opinión, “los docentes, generalmente, no saben desconectar y evadirse de los conflictos laborales en su vida de ocio y en su relación con amigos y familiares”.
Enfermedades de la voz
Las enfermedades otorrinolaringológicas son la tercera causa de las bajas laborales de los profesionales de la educación.
La voz constituye el instrumento de trabajo y de comunicación imprescindible del profesorado. El uso continuado y su abuso obligado suponen un riesgo laboral importante.
Así, la afonía se convierte en una dolencia frecuente entre un profesorado obligado a elevar continuamente la voz por encima del murmullo (o griterío de las aulas). La agresión a la laringe desemboca, muy a menudo, en lesiones como los nódulos o los pólipos, que pueden precisar de intervención quirúrgica y reeducación de la voz para llegar a la recuperación del paciente.
Los médicos señalan que para frenar el deterioro del aparato foniátrico es necesario recibir una adecuada formación sobre el uso y proyección de la voz, prescindir del tabaco y bebidas alcohólicas, beber agua con frecuencia y procurar establecer un grado de temperatura y humedad ambiental adecuados, no forzar la voz.
Enfermedades óseo-musculares
Otra de las enfermedades más comunes son las relacionadas con el sistema óseo-muscular. En este sentido, algunos neurólogos y traumatólogos hablan ya de la “enfermedad de la civilización”. El dolor de espalda se convierte en el problema que más prevalece en las sociedades industrializadas.
Todos sabemos que la columna vertebral es el eje central del cuerpo humano. Los profesionales de la enseñanza también están sujetos a estas leyes de la columna vertebral y bajo sus efectos engrosan las estadísticas anteriormente mencionadas. No es cierto, aunque contradiga la opinión popular, que las lumbalgias o lumbagos se produzcan por grandes esfuerzos. Según el Doctor Hernán Silván, la mayoría de ellos “…son producidos a consecuencia de defectuosas actitudes posturales o esfuerzos mínimos en mala posición para la columna o raquis…”.
Otra gran parte de las molestias de la espalda están producidas por problemas mecánicos degenerativos leves, como la artrosis. Estos dolores también pueden estar causados por enfermedades del sistema nervioso, por traumatismos (como fracturas o esguinces) o por procesos metabólicos y de descalcificación. Igualmente, pueden estar en su origen las enfermedades inflamatorias de las articulaciones de la columna.
La docencia tiene aspectos propios de riesgos para la salud que la identifican como una profesión exigente por la responsabilidad y dedicación que exige, sobre todo los concernientes a las relaciones interpersonales que se establecen entre los distintos grupos de referencia que interactúan en un centro docente como el alumnado, padres y compañeros de trabajo.
La mejor estrategia en la mejora de la salud laboral de los docentes es a través de la Prevención de Riesgos Laborales. La prevención significa anticiparse y actuar antes de que se produzcan unas consecuencias negativas con el fin de impedirlo o para evitar sus efectos.
Es de vital importancia efectuar una evaluación de riesgos como primer paso de la actividad preventiva, que debería basarse en aquellos aspectos generales que han mostrado una estrecha relación con el estado de salud del profesorado, adaptarlos a la realidad de los docentes y añadir algunas dimensiones específicas como las exigencias derivadas del trato con alumnos desmotivados, indisciplinados o grupos de gran diversidad.