María Manuela Castrejón es considerada la primera madrota en la historia de México.
Corría el año de 1808, cuando esta mujer decidió poner un negocio: un prostíbulo o casa de citas en su propia casa.
Manuela era madre de 4 hijos y trabajaba como lavandera; durante años trabajó en una Casa de Recogidas, que fungía como una prisión. Su esposo estaba en la cárcel pública debido a que la había golpeado.
Con la intención de obtener mejores ingresos, Manuela operaba en las noches su casa como prostíbulo; atraía clientes y regenteaba a una joven española de 16 años: María Gertrudis Rojano.
Ambas mujeres fueron detenidas in fraganti y posteriormente enjuiciadas en la Sala del Crimen de la Audiencia de México por los delitos de lenocinio y prostitución.
Manuela fue puesta en libertad apercibida, “mientras que la menor fue enviada a servir a una ‘Casa de satisfacción’, bajo amenaza de que si volvía a incurrir en excesos se le castigaría con todo rigor”.
Aunque Manuela negó todos los cargos, por reincidencia fue sentenciada a pasar cuatro años en la Casa de las Recogidas, de la cual consiguió convertirse presidenta.
“Fue nombrada presidenta de la cárcel de mujeres durante el cumplimiento de su castigo. En 72 horas había pasado de madrota a presidenta de la cárcel; de los inmorales prostíbulos de arrabal a la obtención de un cargo público reconocido y remunerado. Además logró que su hija Francisca fuese designada enfermera del mismo lugar”. (Con información de WikiMéxico)